¿Etica en tiempo de crisis o la crisis de la ética?
di Cristina Bacchetta
tratto da http://www.elsigma.com/introduccion-al-psicoanalisis/etica-en-tiempo-de-crisis-o-la-crisis-de-la-etica/2334
En uno de sus escritos Técnicos Freud menciona: El tratamiento psicoanalítico se edifica sobre la veracidad . En ello se cifra buena parte de su efecto pedagógico y de su valor ético.
En el tratamiento psicoanalítico se trata de una veracidad, en diferentes aspectos. Por un lado se trata de una verdad subjetiva e inconsciente, la del que viene a analizarse, una verdad que irrumpe y que el mismo sujeto desconoce, de la que quiere saber y también de la que no quiere saber. Verdad que tomando a Lacan reconocemos como imposible de abordar en su totalidad, de la que el analista sólo deberá ser soporte. Y aquí comienza a ponerse en juego la ética del analista.
Pero además, y por lo mismo tal vez, el análisis tiene que ver con la palabra, con el sostenimiento de la palabra, una palabra comprometida desde el comienzo, ahí donde el analista dirá, sin decirlo, si, lo acompañare en este recorrido todo lo que sea necesario, en ese su encuentro con su verdad.
Para ello, en esos comienzos enuncia un Contrato, el contrato de análisis. Curioso modo de llamar a lo que serian las condiciones y creo que no es casual. Para que puedan desplegarse esa verdad y algún saber, será necesario ahora un marco de “legalidad”.
Si en los comienzos se trata del “amor” vía transferencia, no es menos necesario un marco legal, que regula, que marca, marco legal compartido con otros. Freud menciona en sus escritos técnicos varios consejos de como operar en la clínica, y una regla para enunciar al paciente: la de la asociación libre. Y una regla para cada uno de los analistas la de la abstinencia, con este acto delimita una pertenencia, si se quiere una Institución, la de los analistas, no es sin esto el valor de las reglas.
Una definición de Etica posible es la que menciona Lacan en su Seminario: la ética consiste esencialmente en un juicio sobre nuestra acción.
De la ética de que hablamos es de aquella que involucra lo subjetivo, no se trata de la ética general, la de la filosofía, la del derecho, aunque tenga mucho que ver y no sea sin ellas.
Etica que involucra lo subjetivo, pero que hace lazo con los otros. (Hegel moral subjetiva y moral objetiva). Etica que, cuando se trata de una Institución forma parte de lo cotidiano, es tema constante. En este sentido pensamos a la Institución Psicoanalítica, tomando las palabras de Francisco Luzza, como algo que permite poner tope a la dispersión ética de los analistas y en este sentido también, a la Etica, como aquello que pone limite a lo tanático, a la pulsión de muerte.
No se trata de los valores morales. Mas bien el análisis implica una puesta entre paréntesis de esos valores de lo familiar, lo construido en el seno de lo endogámico. Justamente el análisis permitirá al Sujeto entrar en una ética con los otros, los otros no familiares, empezar a ver las cosas de otro modo, desde otros puntos de vista. Por eso que en tanto valores morales lo que se opera allí es más bien un replanteo de los mismos.
En este sentido diferenciamos moral como lo que atañe al orden de lo familiar, al pequeño grupo, y Etica como aquello que relaciona al Sujeto con lo social, con su Cultura.
La abstinencia tiene que ver con un acto. Creemos que lo que Freud comienza a decir en los términos de que la cura debe ser en abstinencia Lacan lo continua con la formula: la Etica del psicoanálisis es la ética del deseo, es que allí donde el analista deja de lado todo limite, toda sujeción, estará dejando de lado su deseo de análisis, su lugar como analista. Invalidando así la posibilidad del análisis.
Lo que Freud despliega es que justamente las demandas amorosas que surjan de parte del paciente, surgirán del trabajo mismo del análisis y que no se trata de una cuestión moral a reprimir una vez más, sino que se trata del efecto mismo de análisis, que no se trata ni de negar, ni de consentir, sino de analizar, de sostener así el lugar del analista. (carrera de galgos, ristra de)
De ahí que cura y ética en psicoanálisis estén íntimamente relacionados. No podría concebirse una sin otra.
Pero los análisis, la practica del psicoanálisis no esta por fuera de una sociedad que nos abarca, de una realidad social, política y económica. Qué ocurre con todas estas bellas palabras, acerca del valor de la palabra, de la verdad, de la Etica necesaria para que los analistas y los análisis funcionen, cuando las Instituciones sociales, son puestas en duda, en crisis, acusadas de perversión o en el mejor de los casos de locura?. Estamos ante una fuerte y profunda crisis en nuestro país Argentina a todo nivel, pero también ante una crisis más general de nuestra cultura, y creo que esto no es sin una crisis de la Etica. Crisis de la Etica o la Etica en época de Crisis, tomaría de la “o” su sentido de inclusión, diría “Y”. Creo que no existe crisis que no involucre una crisis de la Etica, porque lo que esta en crisis fundamentalmente es el lazo con el otro y las reglas que regulan ese laso. Tal vez la crisis que atravesamos sea efecto de la crisis de la Etica, pero son también aquellos responsables de sostenenrla los que al no hacerlo la han puesto en crisis.
Volviendo al analista y su trabajo, creemos que algunos de los momentos relevantes a la acción del analista, aquellos en lo que será juzgado, son:
-Respecto a conducir un análisis hasta abordar la cura.
-Respecto al dinero
-Respecto a la abstinencia
Empezare por este ultimo. Un analista debe abstenerse de poner en juego un poder respecto a su paciente, porque tarde o temprano su paciente le otorgara un poder “imaginario”, “fantaseado” pero poder al fin. Debe abstenerse de opinar acerca de las cuestiones de su paciente. De utilizar la sugestión o el convencimiento.
En síntesis, debe abstenerse de analizar a su paciente desde sus conflictos personales.
Para ello es necesario y condición el análisis de ese analista. El suficiente recorrido en su análisis que le permita conocer de su propia verdad inconsciente, de sus propios deseos, reconocerlos y saber maniobrar con ellos.
Es este otro de los deberes del analista.
El analista dirige la cura de su paciente, no su vida, aunque de la cura o no dependa el recorrido de esa vida.
Un analista acorde a la ética del psicoanálisis es aquel cuyo único deseo debe pasar por llevar adelante ese análisis, ser soporte de los dichos de su paciente y operar a través de la interpretación. Como decimos en AEPA, lo único que puede esperar el analista de su paciente es que le pague. Y en esto entra el tema del dinero también. El dinero como tope, como limite y también como aquel elemento que conecta el análisis con la realidad.
Como se ve todo ello esta muy lejos de que un análisis sea cómo adaptarse mejor a la sociedad en que vivimos. No se trata de “objetivos” en pos de una moral de los bienes materiales, que es la moral de nuestra cultura.
Sin embargo, tampoco trata el análisis de como destruir o subvertir los valores de la sociedad en que vivimos, ya que ello nuevamente nos dejaría por fuera de la ética del psicoanálisis. Se trata del deseo de analizar, de saber. Si algo de esto lleva a alguna subversión, es fundamentalmente la del propio sujeto, en tanto acto de corrimiento en su posición.
Será necesario todo un cambio en la posición subjetiva para poder soportar acercarse a ese saber que en algunos casos podría significar que a sus 40 años se entere que ha sido un idiota útil a una serie de preceptos morales que sólo han servido a los intereses de otro.
Que lo único que le interese al analista sea analizar, la ética como ética del deseo de análisis qué significa en verdad? Que el analista seria una especie de ente abstracto, aislado de los avatares sociales, culturales de la realidad que nos circunda? Que allí donde la realidad golpea la puerta de nuestros consultorios, y entra, e invade, el analista lo interpretara como una resistencia del analizando?
No pensamos eso. Pensamos que analista y paciente están insertos en una realidad política, social, que los atañe y trasciende, que los sobredetermina. El análisis no puede estar al margen de los avatares sociales, porque no lo esta. Porque el analista no deja de ser persona, sujeto, sujeto social, con una ideología, lo sepa o no y si esto no lo tenemos presente, lo que intentamos sacar por la puerta nos entrará por la ventana.
La ideología de la persona está, incide y hará marca sobre los análisis que conduzca.
En una época nos preguntábamos, analizarías a un torturador? O un analista puede ser cualquier cosa fuera de su consultorio? Un analista puede ser analista de día y torturador de noche?, porque a ese extremo podría llevarnos, esta especie de entelequia en la que a veces se cae por lecturas ingenuas.
Pero entonces, no se trata de sólo el deseo de análisis?, si, pero de qué hablamos cuando hablamos de deseo de análisis?
Cuando al comienzo de nuestro trabajo empezamos con el enunciado de un contrato, sabemos que el contrato esta hecho para ser transgredido, pero sólo por el paciente. El contrato es un compromiso para ambos, pero hay uno sólo de ellos que deberá cumplirlo a raja tabla, en eso se juega el análisis y volvemos a la frase de Freud del comienzo, y el que si o si deberá sostener ese contrato y el recorrido en la veracidad, es la persona del analista, esto es lo mismo que cuando decimos, es esperable que el paciente “se enamore” de las figuras que deposita sobre su analista, el que no podrá en ningún modo creerse algo de esto, es el analista. Hablamos entonces, de un deseo atravesado por la prohibición, de un deseo advertido.
Hace poco tiempo en unas Jornadas decía que, ante la posibilidad de la atención de un paciente grave, previamente a aceptar o no ese paciente, debía pensar cuestiones como: cuál era mi disponibilidad anímica y concreta en tiempos para llevar adelante ese tratamiento, cuántos pacientes graves y no graves estaba atendiendo, qué tanto había sido mi recorrido en mi propio análisis personal, etc.
Esto implica una cuestión ética.
Esto es un acto, y sobre el será el juicio.
Y tomemos el punto más álgido, el del dinero.
En los comienzos los psicoanalistas argentinos se dirigieron fundamentalmente a un publico, de recursos económicos elevados. Implicaba una postura ideológica, sin duda.
Con el tiempo, ya que los analistas no son todos iguales, el psicoanálisis, fue extendiéndose a las instituciones. Ya sea en los Hospitales, como en la agrupación de analistas en Instituciones asistenciales.
Poco a poco fuimos viendo que el psicoanálisis no era sólo posible para una clase media intelectual o media alta, sino que también podía extenderse a sectores de menos recursos económicos, pero con las mismas posibilidades intelectuales que los otros como para poder llevar adelante un análisis y lograr una cura.
La Institución a partir del agrupamiento de esfuerzos y recursos permitió solventar gastos en conjunto, lo que a su vez permitió que los honorarios de un análisis no fueran cifras inalcanzables, tratando de acercarse más a las posibilidades de las personas. Esto introdujo otra pregunta, es posible participar de Instituciones sin que los tratamientos pierdan el oro puro del psicoanálisis?. Esta es una pregunta que vamos pudiendo responder, trabajando, mostrando en acto su posibilidad.
Y tomare el ultimo y primer punto. Ustedes habrán escuchado en algún momento esto de que la cura viene por añadidura. O sea, que el análisis es un recorrido de una historia, que va tomando diferentes significaciones y sentidos, haciendo conciente lo que era inconsciente. Si bien acordamos con que la cura es por añadidura, lo que no acordamos es que el análisis sea una especie de metafísica, de que del análisis no se pueda esperar algo. Del análisis se espera un mejoramiento, el levantamiento de síntomas, disminuir la angustia, poder funcionar mejor en la vida, se esperan muchisimos cosas en verdad. No creemos que se trate de una sola, y para todos del mismo modo. Pero esto no quita que de los análisis no se espere algún efecto de cura.
Muchas veces los tratamientos que comenzamos no sabemos si derivaran en un análisis o no, sin embargo el trabajo que se va realizando allí ante el desborde de la angustia, ante una desorganización en los asuntos más básicos de la vida, permite en algún momento la producción del sujeto, permite la aparición de lo subjetivo y con ello la posibilidad de efectos analíticos. Lo que no debemos es nosotros mismos bajar los brazos, dejar de insistir, retroceder. Esto implica un compromiso con el psicoanálisis y también con los otros, con la gente que nos consulta, con nuestra comunidad.
Todo esto no significa que para el analista sostener su ética sea algo fácil, sabemos de las dificultades en ello y de lo laborioso de la tarea.
También en el caso del analista se tratara de un Sujeto, y la herramienta que se pone en función es la propia escisión subjetiva, no habría posibilidades de un análisis sin ello.
El otro día un paciente me preguntaba: pero si alguno de ustedes comete una falta como profesional, quién los juzga?, tienen comité de Etica como los abogados?. Más allá de lo que él quería depositar en mi de falta, la pregunta es muy interesante y deberíamos prestar alguna atención. Los analistas en general tienen una pertenencia a Instituciones o Asociaciones, en verdad no existe el psicoanalista aislado. El trabajo mismo lleva a por un lado analizarse, pero también a supervisar, ese encuentro con al menos dos, pone de manifiesto un lazo, un vinculo, una Institución, y ante ellos es ante quienes el analista deberá dar cuenta de sus actos, deberá responder por sus actos, porque también deberá dar cuenta de los mismos ante sus pacientes. Tarde o temprano ellos también emitirán su juicio. Esta red es la que hace de tope a las dispersiones en juego. Pero lo que hace tope también es el mismo dispositivo del análisis. Lo que dije al comienzo respecto a la eficacia del psicoanálisis y la condición de la cura, el tema de la verdad, que es todo un tema y que no se trata tanto de la verdad dicha, como de la producida a través del entredicho, el mal entendido, el silencio, los sueños. Esto corre también para el propio análisis del analista. Esto hace que allí, en el lugar del analista, sólo pueda tratarse de un neurótico analizado. Porque de las tres estructuras posibles, es sólo en las Neurosis donde podemos encontrar la capacidad de responsabilizarse y el sentimiento de deuda.
No se trata de la buena voluntad o de las buenas intenciones, la buena voluntad de los hombres no es suficiente para el sostén de una Etica.